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¿Fiarse más de un GPS o de un lugareño?

El pasado fin de semana estaba haciendo una ruta de senderismo en Langreo. Se trataba de una ruta circular con comienzo en un pueblo llamado Braña del Río. Cuando bajaba en dirección a Sama desde Mayáu Solís, me di cuenta de que el GPS me estaba mandando seguir por una camino que parecía atravesar propiedad privada.

En ese preciso instante oí a un perro ladrar y alguien abrió la ventana en el piso superior de la casa de enfrente. Este hombre, que parecía bastante agitado, me preguntó:

¿A dónde vas?

De esta manera tan casual comenzó una conversación muy interesante con una persona que resultó ser bastante maja pese a las impresiones iniciales.

La mejor contestación que se me ocurrió decirle a este hombre fue que iba a donde me llevaba el GPS. Entonces este señor me hizo la misma pregunta aunque esta vez un poco más impaciente. Al mismo tiempo se acercó hacia donde estaba yo y comenzamos a hablar.

Parte de la conversación que mantuvimos giró acerca de la idea de si es mejor fiarse del GPS o de la gente que vive en la zona y que la conoce como la palma de sus manos. Desde un punto lógico, una persona que habita en la zona que estamos visitando tiene un conocimiento superior del terreno y es capaz de decirnos si la ruta que tenemos pensado hacer está en buenas condiciones o no. Al mismo tiempo, nos puede proporcionar información acerca de rutas alternativas, o desvíos que nos pueden ayudar a ahorrar algo de distancia o tiempo.

Me comentaba este hombre que no eta la primera vez que se encontraba a gente perdida y que después de indicarles el camino a seguir no hacían ni caso: se iban mirando la pantalla de su teléfono con su aplicación de GPS. De hecho, este señor observaba desde la distancia a este grupo tratando de encontrar el sendero con su teléfono durante horas.

El caso es que hasta cierto punto entiendo a la gente que se fía más de su GPS. Se trata de un dispositivo que usamos constantemente y que hemos aprendido a usar. Un aparato con el que tenemos muchísima familiaridad y que nos ha llevado de vuelta a casa sanos y salvos en incontables ocasiones. Co estas máquinas tarde o temprano se desarrolla una relación de confianza, y esto es parte del problema. Por otro lado está un señor o señora que aunque sea de la zona es posible que no sepa a ciencia cierta hacia donde vamos, quizás porque no hemos sabido explicarnos de forma correcta. Puede ser también que la ruta alternativa que se nos ofrece nos lleva al lugar a donde tenemos que ir por la carretera, algo que por ser más rápido no es necesariamente preferible cuando estamos haciendo senderismo.

Creo además que es posible que esto de fiarse más de nuestras máquinas sea algo debido más al inconsciente que a una decisión racional.

Evidentemente lo más prudente es escuchar siempre a la gente de la zona y sus recomendaciones. Pararse a hablar e intercambiar experiencias. Preocuparse un poco por como van las cosas y agradecer a alguien que está tratando de ayudarnos y hacer nuestra estancia en la zona lo más agradable posible. Sin embargo, a veces por cabezonería y otras por desconfianza, tiendo a seguir a mi GPS. Eso sí, a veces la cosa puede tener consecuencias desagradables que incluyen el arrepentirse de no haber escuchado :).

3 comentarios en “¿Fiarse más de un GPS o de un lugareño?”

  1. Ciertamente razón tienes de esos casos, pero también hay otros por los que algunos lugareños con el fin de controlar sus animales cierran caminos y se apropian de espacios públicos que no suelen ser transitados, a tal fin yo suelo pedirles la identificación al objeto de que si hay un error corregirlo en el catastro y es cuando éstos no te lo dan y suelen ponerse mas nerviosos.
    Evidentemente cuando diseño una ruta suelo comprobar en los mapas de Iberpix en la zona catrastal, dado que ya me surgieron algunos casos

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