Blog personal: Subida al pico Ferreirúa

Ya la subida a Puerto de Ventana había sido accidentada. Google maps me jugó una mala pasada y acabé conduciendo con mi modesto Skoda Fabia la Pista de Ricabo, que me llevó entre baches, gravilla y curvas de vértigo al comienzo de la ruta. Mientras conducía por la pista me preocupaba acabar encontrando un punto en el que me sería imposible continuar. Sin cobertura en el teléfono y sin encontrar un sitio donde dar la vuelta sólo existía la opción de prosegir hasta el final de la pista y confiar que todo saliera bien.

Con un suspiro de alivio y un “nunca más” llego con sobrecarga de adrenalina y aparco el coche. Pongo el temporizador en marcha y duermo treinta minutos para empezar la ruta lo más fresco posible. No se lo que le depara el día, pero sobre el papel la ruta parece bastante asequible, con 10 km ida y vuelta y un desnivel mas bien modesto.

Salgo del coche y me voy al maletero a empezar el ritual de preparar las cámaras. Lo más importante es asegurarme de que mis dos cámaras tienen la relojes sincronizado para así facilitar saber el orden de los vídeos que grabo. Después viene mi grabadora de sonido y el micrófono, que últimamente me han dado bastantes problemas. Puede ser un poco frustrante llegar a casa después de un largo día de rodaje y darte cuenta de que el sonido que grabaste no sirve… En fín, gajes del oficio.

Con el equipo preparado y la mochila sobre los hombros comienzo la ruta. Me sorprende la cantidad de niebla que hay pero llevando un GPS y teniendo un poco de cuidado avanzar no es ningún problema. Sé que el día va a ser soleado en unas horas más tarde y comienzo a grabar vídeos con la esperanza que la niebla se levante un poco más tarde. Esto por supuesto no es ningina garantía, pero sigo avanzando. Hay una sensación muy especial cuando se camina en medio de ninguna parte con una niebla bastante cerrada. La temperatura es baja y uno siente una humedad fría en la cara, las manos, cuello y zonas de la piel que está expuestas a los elementos. Luego está el roce con la maleza, que siendo de mañana y estando todavía mojada me humedece los pantalones. Aún así estoy agradecido por tener la oportunidad de estar aquí, haciendo lo que me apasiona.
Hace algunos años, cuando trabajaba en una oficina en el Reino Unido, soñaba con poder visitar los rincones de Asturias como estoy haciendo ahora. En aquel entonces mi vida consistía en pasar horas y horas en frente del ordenador tecleando y mirando en la distancia los árboles en el jardín que se veía desde la ventana de la oficina. Ahora vivo la vida que quiero, hay un precio a pagar claro está, pero un precio que todavía me parece razonable.
Sigo con la ruta y llego hasta una zona de alambre de espino, que separa León y Asturias. Me hace gracia que en un punto este alambre desaparece y no existe ninguna división ya. La ruta se hace bastante empinada a veces, pero desde luego este año ha tenido rutas muchísimo más duras que esta. Voy parando de vez en cuando y grabando vídeo en las zonas que me parecen interesante. Un poco más adelante me encuentro con una pareja que baja ya después de haber visitado el Pico Ferreirúa, nos saludamos y comento la pena que es que la niebla no se levante. Sonrien un poco y cada uno sigue por su lado.

Llega un momento en el que empiezo a pensar que quizás el tiempo no mejore y que es posible que no tenga material para un vídeo decente. Afortunadamente, poco después la cosa empieza a mejorar poco a poco y a medida que voy subiendo el sol se lleva la niebla y deja unas vistas impresionantes. A mi derecha, en la distancia distingo la Sierra del Aramo, con el Gamoniteiro que es inconfundible. Miro hacia atrás y observo las Ubiñas, con un poco de nube en las cimas pero claramente identificables. Parece increíble que haya tenido ya la oportunidad de disfrutar las vistas desde las cimas de Peña Ubiña y los Fontanes. Según se avanza, en la parte izquierda se distinguen los picos del Parque natural de Somiedo. De nuevo, la sensación de haber estado allí y haber podido asomarme por alguna de aquellas cumbres ya. Y es que cuando lleva uno un tiempo visitando lugares uno empieza a hacer conexiones entre las distintas áreas que uno visita. Uno se da cuenta que está viendo lugares que ya son familiares desde diferentes puntos de vista y le entra a uno una sensación casi de nostalgia, de haber estado en un sitio y conformarse con verlo ya desde la distancia.

Afortunadamente existen todavía bastantes lugares por visitar, pero la frescura de las primeras escapadas se desvanece y queda reemplazada con una cierta madurez y una sensación de disfrute más calmado. Mientras me pierdo en estos pensamientos llego a una zona de roca bastante rota y me centro en evitar resvalones, que pueden ser muy peligrosos, especialmente cuando uno va solo. Poco después llega la cima, con un buzón de cumbres que parece recién puesto. Una vez que grabo la llegada a la cumbre y las vistas me dispongo a buscar un lugar para sentarme, comer un poco y tratar de identificar los picos que veo alrededor. Estos son momentos en los que las cámaras quedan en el suelo, me aparto del buzón de cumbres para que otros lo disfruten y me quedo sólo con las montañas que me rodean. Mientras como saboreo el tiempo y sueño con futuras exploraciones hasta que miro el reloj y me doy cuenta que es hora de marcharse.

El viaje de vuelta no es baldío en absoluto, puesto que al ser esta una ruta lineal puedo ver el paisaje desde nuevas perspectivas. El sol se ha movido y puedo observar con mejor claridad el paisaje que estaba anteriormente a contraluz. Aprovecho para grabar nuevos vídeos, esperando acordarme más tarde de a qué sección de la ruta pertenecen. Son momentos más relajados, el trabajo ya está hecho y se disfruta más de la ruta, sin la presión de econtrar cosas aque grabar. Ya no es necesario ver desde el objetivo de la cámara y se agradece.
Veo el coche en la distancia y ya se que el día se está acabando. En estos momentos tengo una sensación de enorme satisfacción y de cansancio que no es molesto sino más bien relajante. Lo único que queda es guardar la mochila y las cámaras en el maletero, instalar el navegador de satélite y comenzar el viaje de vuelta a casa mientras sueño con nuevos paisajes que disfrutar y nuevas cumbres que visitar. Otro día feliz que está apunto de terminar.

2 comentarios en “Blog personal: Subida al pico Ferreirúa”

  1. Hola Pablo.
    Hay varios vídeos en los que te he visto volar un dron, pero me he fijado en que no lo vuelas en zonas protegidas.
    Creo que mucha gente no sabe que un dron no es un juguete y se les va un poco de las manos. Piensan que se puede volar en cualquier sitio y que no pasa nada.
    Dejando la posible multa administrativa a un lado, hay muchas razones para no volar un dron en zonas protegidas, pero creo la más importante es el tema de las aves. Existen zonas Zepa (zonas de especial protección de aves), donde sin autorización no se puede volar un dron.
    Por ej. hoy he visto un vídeo del desfiladero de las Xanas., donde vive la segunda población más importante de buitres de Asturias, y creo que mucha gente lo hace por desconocimiento.
    Ahora que ya somos un importante número de seguidores tuyos, creo que estaría bien tratar un poco el tema explicando el tema de las zonificaciones. O cómo saber si se puede volar o no en una zona. Yo por ejemplo, miro la web: https://drones.enaire.es Y haciendo zoom y cliqueando el área señalada, ya me dice si es zona ZEPA, Monumento Natural, etc…
    Creo que el respetar a la fauna también entra dentro del senderismo, y vivimos en una época en la que cada vez hay más gente que se anima a salir al monte, por lo que es más importante si cabe que lo hagamos con conocimiento y respetando lo máximo posible a la fauna y flora que nos encontremos.
    En fin, no me enrollo más. Sigue así, que estás haciendo un trabajo genial. Saludos.

  2. HOLA PABLO,BUENAS TARDES,SOY LOLA Y ME GUSTARIA SABER SI CUELGAS LOS TRACKS EN ALGUN SITIO TE FELICITO POR TU TRABAJO Y DEDICACION EN TODOS TUS VIDEOS Y TE DOY LAS GRACIAS POR COMPARTIRLOS UN SALUDO

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